Ponte en el lugar de tus padres.
a. Son muy diferentes a ti, tal vez un poco limitados; pero te aman.
Estamos en un mundo que cambia a gran velocidad, han tenido que adaptarse por décadas una y otra vez. A medida que su edad avanza necesitarán tu ayuda y así mismo, necesitas y necesitarás de ellos; de su experiencia y consejo, de su apoyo en los momentos difíciles. Una cosa que jamás cambiará, será su amor por ti. Así que... ¿Qué tal desarrollar desde ahora dinámicas de humildad y respeto mutuo?
b. Podrías llegar a comprender que ellos mismos a veces no saben cómo tratar contigo.
Existen diferencias en cuanto a la priorización de valores, marcadas por las brechas generacionales. Sin la comunicación adecuada, te convertirás en un extraño para ellos. así que no te encierres en ti mismo, habla desde tu corazón e intenta escucharlos. La clave está en escuchar detrás de las palabras ¿Cuál valor están ellos defendiendo? y en medio del respeto, llegar a conciliarlo con tus propios valores.
c. No son perfectos como tú tampoco lo eres.
Llega un momento de todo ser humano en el que queda en evidencia que sus papás ya no son héroes, puedes observar su vulnerabilidad. Es normal que eso ya no te haga sentir seguro(a) e intentes buscar tus propios caminos. Así como ellos cometerás errores, pero tú decides si abrazas la experiencia que ellos ya tienen con empatía o si empiezas de cero, sintiéndote cada vez más solo(a).
d. A pesar de todo quieren lo mejor para ti.
Muchas veces te sentirás incomprendido o juzgado, pero tus padres son tu círculo y cómo ningún otro querrán tu bienestar en cada área de tu vida. Generalmente, los reproches esconden la preocupación genuina de un corazón que se duele si caes.