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Perdona a tu cónyuge para liberarte.
a. Mantener el recuerdo vivo de las ofensas sufridas contamina tu mente y tu corazón y no te permite pensar con claridad.
Tu paz mental y emocional valen más que vivir aferrado a una ofensa. Las ofensas ocurrieron en el pasado; tú tienes el poder para decidir si siguen afectando tu presente y tu futuro.
b. Perdona a tu cónyuge por las ofensas, humillaciones, falta de amor, etc. Aunque creas que no lo merece, aunque no lo veas cambiar.
El perdón tiene el poder de cortar con las cargas y cadenas que arrastras. Es un regalo que das aunque el otro no lo merezca, pero que te libera y restaura, te prepara para seguir adelante por encima de determinada situación.
c. Reconoce tus fallas, sé valiente y pide perdón.
La humildad es la mayor demostración de valor y amor, pedir perdón no te hace ser más débil, sino que evidencia madurez y al estar acompañado de actos coherentes de arrepentimiento, te ayuda a ganar la credibilidad y confianza de tu pareja.
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